La noche del 17 de julio de 1918 el último zar de Rusia, Nicolás II, su mujer Alexandra y sus hijos fueron fusilados cruelmente en una casa custodiada en Ekaterinburgo por soldados bolcheviques durante la Revolución Rusa.
Algunos informes indican que el zar murió al instante, mientras que los demás sufrieron cruelmente, se oían gritos y había humo, pero la gente no podía ver que estaba ocurriendo, los niños fueron asesinados por los soldados, en total 103 disparos. Luego fueron rociados con ácido sulfúrico y enterrados en un bosque cercano.
La historia fue cobrando más fuerza y se regó como pólvora. Ambas tenían un parecido similar, muchos comenzaron a creer aquella versión. Anna decía recordar muchos detalles de su vida en el palacio Imperial. Incluso su abuela, la madre del Zar, terminó por reconocer, antes de morir en 1928, que podría ser su nieta.
Anna pasó el resto de su vida intentando demostrar lo que decía. Con frecuencia era internada en sanatorios y hospitales, y se casó con un estadounidense en 1919. Murió en 1984, en Alemania tras una grave pulmonía. Tenía 83 años.
Pero en 1991, la historia dió un giro. Se localizó la fosa de Kaptiaki donde sepultaron a la familia de Nicolas II, sin embargo, dos de los niños no estaban ahí, ¿acaso habían sobrevivido?
La respuesta llega en 2007 cuando una nueva tumba es encontrada con dos cuerpos. Tras exhaustivas pruebas de ADN se confirma que se trataba del cuerpo de Alexei, hijo menor, y de Anastasia. Ambos murieron en 1918. Sin más que decir, Franziska Schanzkowska fue una astuta artista del engaño.
¿Que opinas de este tramado engaño?
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